Probablemente tu madre te habrá dicho cuando eras pequeño “si comes espinacas te pondrás fuerte como Popeye”. Sin embargo, hoy se sabe que nuestras progenitoras estaban equivocadas.
El error procede de un mal cálculo realizado en 1870 por el doctor alemán Von Wolf. Cuando el experto estaba analizando las propiedades nutricionales de las espinacas, se confundió al colocar una coma y transformó en 30 los 3 miligramos de hierro por cada 100 de gramos de este vegetal. Por lo tanto, es erróneo decir que las espinacas son una fuente de hierro.
En aquellos años las anemias ferropénicas (por falta de hierro) eran muy comunes, de ahí a que las autoridades sanitarias estadounidenses utlizaran a Popeye como reclamo para aumentar el consumo de espinacas.
El dato equivocado del porcentaje de hierro en las espinacas no se corrigió hasta el año 1937, diez años después del nacimiento del famoso dibujo animado. Según los cálculos nutricionales actuales, para conseguir la cantidad diaria recomendado de hierro, sería necesario consumir 2,5 kg de espinacas en el caso de los hombres, y 3,8 kg en el de las mujeres.
Como conclusión, sería preferible que nuestras madres nos hubiesen dado un buen plato de lentejas.
Paula Pazó Gómez
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