Los Juegos Olímpicos nunca se han desarrollado con tanta tensión como en los celebrados en Berlín en 1936, momento en que la Alemania de Hitler “acogió” a países amigos y enemigos con el fin de continuar con las jornadas de deporte más importantes a nivel internacional. Los sentimientos nacionales desempeñaron un papel fundamental en los juegos: España los boicoteó, y EE.UU tuvo la intención; determinadas actuaciones por parte del Comité Olímpico mostraron una actitud racista; y, por si fuera poco, Hitler aprovechó numerosas ocasiones para “demostrar” la superioridad de su país.
1936 no fue un año desapercibido desde el punto de vista histórico. Por aquel entonces, toda Europa vivía en una incertidumbre terrible. En gran parte, lo que ocupaba la mente de muchos ciudadanos era la espera de que, inevitablemente, las tensiones entre los distintos países nacionalistas y democráticos comenzaran, por segunda vez, una guerra similar a la transcurrida veinte años atrás.
El foco del conflicto lo constituía, al igual que en la Primera Guerra Mundial, Alemania, que desde la subida de Hitler al poder en 1933, experimentó un crecimiento tecnológico y armamentístico tan espectacular como el sentido por una ideología invisiblemente impuesta sobre cada uno de los habitantes del país.
En este contexto de permanente tensión, los Juegos de la XI Olimpiada tuvieron lugar en Berlín. Resulta increíble pensar que esos mismos compatriotas que apoyaban a los suyos desde las gradas serían, poco después, enemigos de guerra. Pero ese momento de lucha no había llegado y en la gala de inauguración desfilaron las democracias liberales, como Francia e Inglaterra, con una ovación de intensidad similar a la que recibieron los anfitriones.
¿Por qué se celebraron los juegos en Berlín?
La selección de la capital alemana como sede de los Juegos Olímpicos de 1936 se llevó a cabo en mayo de 1931, cuando Adolf Hitler todavía no había subido al poder. Tras su nombramiento como canciller, “el mal ya estaba hecho”, y los países tuvieron que aceptar a la fuerza su participación en tierra nazi. No obstante, hubo intenciones y hechos que dejaron patente la poca conformidad con la que ciertas naciones acudían al evento. De esta forma, los Estados Unidos tuvieron el propósito de boicotear los juegos, pero finalmente participaron. Este modelo no fue seguido por nuestro país. España sí boicoteó estos juegos y no participó. Para compensar, se programaron unos juegos populares que se hubieran celebrado en Barcelona el mismo año, de no haber sido por el estallido de la guerra civil.
¿Aprovechó Hitler el acontecimiento?
Por supuesto. Desde el primer momento, Hitler programó cada detalle de los juegos como una oportunidad para mostrar al mundo el avance y la “superioridad” de su raza sobre las demás. Por este motivo, durante la inauguración de los juegos, por ejemplo, hizo volar el dirigible Hindenburg, una de las dos aeronaves más espectaculares de la historia, sobre el Estadio Olímpico momentos antes de su aparición.
¿Humillación nazi?
Según una leyenda urbana, estos juegos supusieron una humillación para el régimen nazi debido al triunfo en numerosos deportes de atletas de raza negra. Está claro que en cada una de las competiciones desarrolladas estaban en juego, más que nunca, los sentimientos nacionalistas de los países. Por ello, Hitler deseaba que los alemanes destacaran por encima de cualquier otra nación competidora; y lo consiguió, pues Alemania, seguida por EE.UU y Hungría, fue el país que terminó los juegos con mayor número de medallas.
Perú y Colombia abandonaron los juegos antes de que finalizasen…
Perú y Austria se disputaron en un partido de fútbol que acabó con el resultado de 4-2 a favor del país latinoamericano. Los austriacos protestaron y exigieron la revancha con argumentos poco convincentes; afirmaron que los jugadores peruanos habían maltratado a los austriacos y que el campo no reunía las condiciones necesarias para llevar a cabo un partido. Ante las acusaciones, la defensa por parte de Perú no fue escuchada y el Comité Olímpico dio la razón a los europeos, de forma que establecieron el 11 de agosto como nueva fecha de celebración del partido. Esta decisión, considerada por los peruanos como discriminatoria fue lo que hizo al país abandonar los juegos de Berlín. La delegación de Colombia se solidarizó y abandonó al mismo tiempo los juegos. Asimismo, las delegaciones de México, Uruguay, Argentina y Chile manifestaron su solidaridad con Perú.
Marcos Martínez Solanilla
@marcisum_ms