
Todos los viajeros coinciden: para conocer una cultura a fondo, nada como zambullirse en los mercados de los lugares que visitamos. Y Londres es perfecta para ello. Repleta de mercadillos, desde el famosísimo Candem Lock, al norte; hasta el menos conocido Greenwich Market, en el extremo sur de la ciudad, ofrece una gran oferta de mercados que harán de nuestra visita una inmersión cultural en toda regla.
Nos vamos a alejar del popular mercado de Candem para movernos hasta Notting Hill, concretamente hasta Portobello Road, también muy conocido, pero mucho más pequeño y con mucho más encanto. Los sábados, lo encontraremos abarrotado de gente desde primera hora de la mañana, con puestos y tiendas a cada lado de la calle. Cámaras de fotos antiguas, vinilos, camisetas de bandas de rock, tiendas de joyas frecuentadas por famosos… la variedad es enorme, y los amantes de la ropa vintage y las antigüedades se encontraran aquí con un auténtico edén de las compras. Al final de Portobello nos esperan los puestos de comida callejera: cubana, jamaicana, venezolana, tailandesa… un recorrido gastronómico alrededor del mundo. Nada mejor que comer relajados en Acklam Village, disfrutando de una buena jarra de cerveza y de la música en vivo que tocan los grupos más indie del lugar.
Muy cerca del London Bridge encontramos Borough Market. Un enclave mucho menos turístico pero con el auténtico encanto inglés, elegante y discreto. Aquí se venden, probablemente, los mejores productos de la ciudad: fruta fresca, carne, exquisitos quesos y embutidos… y además podemos disfrutar de lo mejor de la Street food londinense, con productos de primera calidad que harán las delicias de los paladares más exigentes. Hay numerosos puestos de comida local e internacional, y puede ser un buen momento para probar el famoso Fish&Chips, ya que hay varios sitios donde lo preparan exquisito. Mención especial merecen los puestos de repostería, cuyos mostradores rebosan de tartas de queso, zanahoria, enormes pedazos de brownie con nueces, y todo tipo de dulces que nos pondrán muy difícil elegir el postre.
Uno de los más céntricos es el famoso Covent Garden. Aunque probablemente sea uno de los enclaves de este tipo más caros, es también, probablemente, el mercado más animado de la ciudad. Aquí se da cita una enorme cantidad de artistas callejeros, músicos, pintores, magos, rebosantes de talento, que actúan en los alrededores e incluso dentro del propio mercado, animando al personal. Entre escaparates de pastelerías con suculentas fresas bañadas en chocolate, tiendas de ropa, y todo tipo de comercios, encontramos el Apple Market, un mercado de artesanía donde venden antigüedades y finas piezas de joyería. Si nos acercamos hasta aquí un fin de semana, probablemente tengamos que abrirnos paso a empujones para caminar a lo largo y ancho del recinto, una joya arquitectónica del siglo XIX que, hasta los años 70, era el centro neurálgico de la venta al por mayor de frutas y verduras de la ciudad. Tomar una pinta de cerveza mientras un grupo de música toca auténticos temazos amenizando la velada, debería ser una obligación, al menos la primera vez que se visita Covent Garden.
Aunque probablemente es mucho menos conocido que los anteriores, el mercadillo de Old Spitalfields no deja por ello de ofrecer un extenso abanico de posibilidades a los visitantes y, sobre todo, a los cazadores de gangas que pueden conseguir antigüedades auténticas a precios de saldo. Este mercadillo ofrece cada día una programación, y se especializa, durante una jornada, en un tipo de comercio en particular. Por ejemplo, los jueves se dedican a las ya mencionadas antigüedades; los viernes es un paraíso para los apasionados de la moda y, los primeros lunes y terceros miércoles de cada mes, es el turno de la música, con puestos especialmente dedicados a los discos de vinilo. A esto, hay que sumarle que es una reliquia victoriana del siglo XVII, construida en 1876, y ubicada en Aldgate East.
Con más de 1000 puestos, Brick Lane Market es otro de los mercados más conocidos de la ciudad, el que está llamado a ser el sucesor de Candem Lock, convertido ya en un lugar demasiado mainstream. Brick Lane es, en realidad, un barrio bengalí que sigue ahí, pero que los domingos se ve invadido por mareas de gente que vienen a visitar los outlets, los puestos de cachivaches electrónicos y tiendas de discos, con la correspondiente parada en algún puesto para probar las delicias de algún país asiático que muchos ni conocerían. Además, hay muchos clubes y es un buen lugar donde salir de fiesta y hacer un poco de vida nocturna.
Muy cerca de estos últimos encontramos un mercado diferente, el Columbia Road Flower Market, el mercado de flores y jardinería más importante de Londres. Además, entre los innumerables puestos de plantas y flores, encontramos los correspondientes puestos de comida y tiendas de ropa, galerías de arte y tiendas de antigüedades que siguen la tendencia de todos los mercados que hemos visitado: todo rollo vintage, que es lo que tiene tirón. Cabe destacar una tienda espectacular, que está ubicada en un local muy sencillo pero que vende muebles originales de principios del siglo XIX. El Flower Market abre los domingos de 8 a 3, y es un sitio ideal y diferente para pasar una mañana en la que dejarnos seducir por la paleta de colores que adornan la calle y por el fresco olor a tierra húmeda que se respira. Y, por qué no, aprovechar para reglar unas flores.
Hay otros mercados que hemos obviado aquí, como el de Candem Town o el Leadenhall Market, del que ya hablamos hace un tiempo, y que también merecen una visita. Callejear deteniéndonos en los puestos, observar la variada fauna que llenan estos maravillosos lugares y regatear con algún vendedor por alguna baratija que se nos haya metido entre ceja y ceja, hará que nos sintamos como un londinense más por unas horas, que nos hayamos metido de lleno en la cultura local, y que nos llevemos de nuestro viaje una gratificante experiencia.
Sergio del Pino
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