Resumir mis seis meses en Australia es una tarea complicada pero no menos imposible. Todo es empezar, así que espero que estéis preparados para descubrir cómo es la vida australiana…eso sí, por fascículos.
La decisión de marcharme fue fruto de la necesidad de mejorar mi inglés, junto el denominador común del más del 50% de los jóvenes españoles: la crisis. Tenía prisa, mucha prisa así que opté por la vía fácil y rápida para una chica de mi edad, nada más ni nada menos que trabajar de au pair.
Un 19 de septiembre emprendí desde Madrid el viaje más largo que hasta ahora había hecho. Veintidós horas después y con escala en Dubai (la cual visité de forma express), aterrizaba en Brisbane, capital del Estado de Queensland. Tras la puerta de llegadas y después de un exhaustivo control de seguridad me recibió la que sería mi familia durante los tres meses siguientes.
En los 78 kilómetros de recorrido entre Brisbane y Gold Coast (mi destino), me di cuenta que tragarme todas las temporadas de “How I met your mother” no me había servido de nada ¡no entendía ni una palabra a esos niños! y creedme, el acento australiano no ayudaba en absoluto.
Observando por la ventana ya intuía el clima tropical que sufriría durante mi estancia. La vegetación autóctona salvaje y frondosa pronosticaban días de tormenta sin parar de llover, pero las furgonetas con las tablas de surf me aventuraban semanas de sol y playa.
Y hablando del deporte rey…todos los tópicos que habéis escuchado sobre Australia y el surf son ciertos, es más, me atrevería a decir que se quedan cortos. Además, los deportes son muy importantes para los “aussies”, como ellos se autodenominan. El criket, el fútbol australiano y el rugby arrastran legiones de seguidores. Pero la conexión que existe entre ellos y el mar no la había visto nunca en ningún otro lugar.
Ni el trabajo, ni el sol abrasador y ni tan siquiera los tiburones impiden que los australianos se levanten a las 5 de mañana para comprobar el tiempo, el viento y el estado del mar. Para ello nada mejor que verlo con tus propios ojos y no me refiero a vivir a pie de playa. Están tan bien organizados que tienen cámaras en cada rincón que graban el mar para que seas tú quién decida si te levantas o no de la cama. (www.coastalwatch.com.au)
Los australianos no se complican la vida y después de su dosis de adrenalina se van trabajar. La mayoría de profesiones a las que se dedican no requieren de título universitario y yo me pregunto ¿para qué? Un camarero con contrato de trabajo cobra mínimo $20 la hora y el salario mínimo interprofesional es de $ 40.000 anuales. Con todo esto vives de forma desahogada en Australia, cuya calidad de vida es una de las más altas del mundo y su estilo, es del todo… menos pretencioso.
Tanto es así que el calzado por excelencia son las flip-flops (chanclas). Da igual que haya inundaciones, que haga frío o que vayas en traje…son el mejor amigo del aussie. Incluso me he llegado a encontrar con una máquina expendedora de hawaianas por $20 en pleno centro deSydney. En cambio, las más fashion llevan a 30 º C las famosas UGG made in Australia, unas botas forradas de lana de oveja más apropiadas para esquimales que para el verano tropical. Por lo menos, se dignan a llevar algo, porque los más dejados van descalzos. Suena raro pero todo tiene una explicación. Todas las casas australianas heredaron la costumbre inglesa de usar moqueta por lo que algunos ya se van de casa tal cual como estaban en ella.
Sigamos con los topicazos… ¿Los australianos/as tienen cuerpos de infarto? Pues SÍ, tanto para bien como para mal. Sólo hay dos prototipos de australianos: el escultural fruto del deporte o el obeso, a consecuencia de la comida basura, la cerveza y las barbacoas.
Y al hilo de la comida, no hay una cultura culinaria australiana como tal, pero sí un interés desmesurado por ella. Los canales de cocina copan la televisión junto a los realities sobre obesos. Sin embargo, a la hora de cocinar son bastante primitivos y todo lo reducen a la famosa barbacoa, de hecho, mi cena de Nochebuena fue una hamburguesa. Tranquilos, no era de canguro.
En cuanto a las festividades, se rigen bastante por las tradiciones cristianas aunque el país se caracteriza por su multiculturalidad y laicidad. Navidades y Semana Santa son intocables, aunque para los españolitos de a pie se nos hace difícil imaginarse en la playa a 33 º C, en bañador y dándole la vuelta a unas salchichas en pleno 25 de diciembre. Yo no perdí el tiempo y aproveché esas fechas para visitar el parque de Currumbin. Ésta fue mi felicitación para amigos y familiares. ¿Os gusta?:
Algunos os preguntaréis si recibí el 2012 con los fuegos artificiales de Sydney, ¿no?.Ya me hubiera gustado a mí, pero justo en ese momento se estaban produciendo cambios importantes y no pude dejar Gold Coast, pero os aseguro que tuve una entrada de año de lo más espectacular con falsa alarma de incendio, accidente+ambulancia (esto te lo dedico PATTY) y vuelta a casa sin zapatos, al más puro estilo OZ=AUSSIE.
Bueno amigos, hasta aquí puedo escribir por hoy. Pero si os habéis quedado con más ganas de Australia no os preocupéis…os esperan viajes, rutas, anécdotas y el temido inglés. Esto no ha hecho más que empezar y aún me quedan muchos lugares para que descubráis. SEE YOU SOON!!!!
Quiero esa vida!!!