
Un viaje al interior de Shinya Tsukamoto.
Puede que esta sea una de las películas más perturbadoras de la ciencia-ficción. No solo es uno de los mayores exponentes del cine independiente japonés, también se trata de un vistazo al interior de una de las mentes creativas más oscuras de los años 90. Nos estamos refiriendo a Shinya Tsukamoto y su primer trabajo “Tetsuo: The Iron Man” (1988)
Un hombre se clava trozos de metal en el cuerpo. “El fetichista del metal” encuentra gran placer en hacerlo. Tras tener un accidente de tráfico contra un oficinista, éste comienza a tener extrañas alucinaciones en las que se convierte en una máquina y es acosado por criaturas dementes. Retorcidas escenas sexuales se intercalan con violentas escenas en las que es perseguido por personas poseídas por el poderoso fetichista. El oficinista experimenta severas transformaciones que le deshumanizan y arman para la batalla. Ambos se enfrentarán mientras mutan de forma inimaginable, en un encuentro que cambiará el mundo.
Shinya Tsukamoto nace en Japón en el año 1960. Al finalizar sus estudios de Bellas Artes se introduce en el mundo de la publicidad, en el que se dedica a dirigir anuncios. Durante los años 80´s forma una compañía teatral con la que realiza “Tetsuo”. La película consigue un gran éxito en Japón, donde consigue marcar un hito de taquilla en el género del cine independiente. En cuanto a su aceptación en el extranjero, es premiada por el Festival Internacional de Cine de Roma (mejor película fantástica) y se alza con el premio del público del Festival de Cine Fantástico de Suecia.
El mundo del “Cyberpunk” es una rama de la ciencia ficción en la cual predominan temas como la mecanización del cuerpo humano, la alta tecnología y el bajo nivel de vida, mezclando componentes prístinos y tecnológicos con la estética sucia del punk. Los años 80 fueron el caldo de cultivo para este movimiento literario que alcanzó cotas altas con las obras de William Gibson (“Neuromante”, “Quemando Cromo”, “Mona Lisa Acelerada”…) o Bruce Sterling (“La Máquina Diferencial”, “El Fuego Sagrado”…) convirtiéndose en un referente para toda una generación, fascinados con distopías post-industriales en las cuales se trafica con mejoras electrónicas en el cuerpo humano y grandes corporaciones controlan el mundo.
En Japón, el movimiento Cyberpunk arraiga de una forma mucho más profunda que en el resto del mundo. En el país nipón, la cultura de la industrialización y la investigación tecnológica siempre ha ocupado un lugar preferente. Si a esto ligamos un movimiento fantástico que explora las cuestiones relacionadas con la industrialización y deshumanización del cuerpo humano, la tecnología aplicada en exceso, obtenemos toda una cultura underground basada en la ciencia ficción. Ejemplos de ello son Akira (Katsuhiro Ôtomo, 1988) o Ghost in the Shell (Mamoru Oshii, 1995), consideradas obras de culto a nivel mundial.
La película de Tsukamoto es una obra transgresora y violenta. Sus imágenes en blanco y negro nos cuentan una historia llena de suciedad, tubos, marañas de cables, carne atravesada por metal, sufrimiento… Los cuadros se suceden a gran velocidad, a veces demasiada para que el espectador pueda darse cuenta de lo que nos quieren transmitir. El sexo, la ultraviolencia, la opresión de la tecnología sobre los sentimientos de las personas, la desaparición del individuo para ser asimilado por un todo con tentáculos de metal. La pionera música electrónica, así como los sonidos son partes esenciales a la hora de narrar las terribles transformaciones que sufren los personajes. Un verdadero torrente de sensaciones en cada acción, en cada mirada, en cada textura burbujeante que arman el fantástico entramado de 67 minutos de duración. Una obra impactante, que dio como resultado una secuela (Tetsuo 2: Body Hammer, 1992) y un remake (Tetsuo: The Bullet Man, 2009), así como el descubrimiento de un gran realizador, Shinya Tsukamoto.
Recomendable para aquellos amantes del cine de ciencia ficción. Obligatoria para los especialistas en Cyberpunk. Imprescindible para aquellos que busquen una joya antigua y reveladora. Una pieza rara, distinta, arte en su grotesca forma. Una maraña de cable chorreando sangre.
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