NO SIN MI GIN TONIC: DESCUBRIMOS TODOS LOS SECRETOS

Un artículo de Jaime Gutiérrez para ColumnaZero
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Un artículo de Jaime Gutiérrez para ColumnaZero

Es la bebida de moda. Desde los nostálgicos hasta los hipsters, todo aquel que se jacta de tener buen gusto lo ha probado. De jarabe contra el paludismo en la India a los mejores clubs del mundo, el gin tonic es el combinado del momento y COLUMNAZERO descubre todos sus secretos.

Usado y con limón, así tomaba Andrés Calamaro el gin tonic en la canción que le dedicó en 2009. Marlon Brando también era un asiduo a este cóctel. Al menos eso cuentan en la coctelería del Hotel Westin Palace de Madrid. Una bebida transparente, varonil y con carácter que vuelve a estar de moda en las noches urbanas. ¿Conoces la historia y los secretos de su acidez?

Con frutas del bosque, trozos de lima, pimienta, canela o bayas de enebro –con las que se elabora la ginebra– muchas son las formulas y las proporciones para preparar un buen gin tonic pero, sin lugar a dudas, la elección de una buena base es fundamental para el éxito del cóctel.

Frío y en copa ancha. Este es otro truco que nos ayudará a disfrutar más de esta bebida que la Armada británica introdujo en la India con el fin de paliar las epidemias de paludismo. En 1783 Johann Jacob Schweppe, un joyero alemán residente en Ginebra, descubrió la forma de introducir burbujas de dióxido de carbono en el agua embotellada. Con su idea se trasladó a Londres, donde fundó una empresa de bebidas carbonatadas a la que puso su nombre.

Más adelante, en 1870, la empresa J. Schweppe & Co aprovechó el extraordinario crecimiento de los jarabes medicinales en Inglaterra para introducir un alcaloide muy amargo, la quinina, en su agua carbonatada de naranja. Así, además de una nueva bebida refrescante, Schweppe creó un medicamento para combatir el paludismo.

Michael Pitt tomando un Gin tonic

No se sabe muy bien si por celebración o por necesidad, pero fueron los soldados británicos en la India los que empezaron a mezclar la tónica con ginebra. El gin tonic ha salvado más vidas y mentes de gente inglesa que todos los doctores del país”, dijo el presidente británico Winston Churchill. Unos dicen que fue idea de un alto cargo militar para homenajear la ciudad de origen de Schweppe, otros hablan de un intento de extender las propiedades curativas de la tónica mezclándolas con las que se le atribuyen a la ginebra, pero lo más probable es que los soldados enfermos mezclasen la tónica con el alcohol para hacer más soportable el sabor amargo de la quinina.

Desde entonces se han elaborado cientos de variaciones para la mezcla. Gin tonic de café, de regaliz, con anís, con esencia de rosas, granada o romero; le añadas lo que le añadas que nunca sea zumo. En el caso del limón, por ejemplo, tampoco una rodaja. Lo mejor es añadir la cáscara ya que el ácido del cítrico anula las burbujas que inventó Schweppe hace más de dos siglos.

Independientemente del sabor que elijas, lo más importante a la hora de beberlo es hacerlo con moderación ya que como cualquier bebida alcohólica el gin tonic engorda. Beberse una copa de gin tonic es como tomarse medio litro de cerveza (170 – 175 cal.) y, curiosamente, no es la ginebra lo que más engorda sino la tónica que, a pesar de su amargura, contiene un alto porcentaje de azúcar.

Pero no todo va a ser malo. La ginebra también se utiliza en tratamientos de belleza. La firma italiana Caroli Health Club comercializa un tratamiento que mezcla los beneficios del pepino, los pétalos de rosa y la ginebra en la piel.

Para nostálgicos o para modernos, el gin tonic nunca muere y con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo de distinción y clase en el noble arte de empinar el codo. Si aún no lo has hecho, ¿a qué esperas para probarlo?

 

Jaime Gutiérrez

@jaimegutierrezh

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