
El Nitehawk Cinema de Brooklyn ofrece menús de calidad acordes con la temática de la película. La estrategia es un intento de recuperar la actividad de ir al cine.
Hubo un tiempo en el que los combos (y maxicombos) de palomitas y refrescos eran los reyes de las salas de exhibición cinematográfica. El sueño de todo niño era ver una de sus películas favoritas acompañado de un gigante cubo de palomitas a su izquierda y un refresco de enorme tamaño a su derecha. La importancia de las palomitas llego a ser tal que era prácticamente imposible separar el concepto de exhibición cinematográfica de este sencillo manjar. Los dueños del negocio eran conscientes de ello y sacaban el mayor provecho a un producto con un margen de beneficio inmenso. De hecho, cuando una gran cadena de exhibición diseñaba un nuevo complejo cinematográfico lo primero que hacía era situar en el plano el puesto de venta de palomitas y alrededor de él situaba las salas.
Pero algo ha cambiado. La abundancia de televisores de gran tamaño, ordenadores y tablets está causando el fin de una actividad tan longeva como es ir al cine. En una época en la que la afluencia al cine es cada vez menor, el negocio de las palomitas se resiente. La situación actual no resulta esperanzadora para los exhibidores de películas, que no encuentran la forma de dar la vuelta a esta tendencia negativa.
No obstante, desde hace unas semanas el Nitehawk Cinema en Williamsburg, Brooklyn, ha ideado una estrategia alternativa con la que captar espectadores: ofrecer platos de calidad y cócteles deliciosos que sustituyan a las palomitas y la Coca-Cola. Esta semana se pasó la película francesa Amélie con un menú acorde con el film. Para que disfrutaran completamente de la maravillosa película de Jean-Pierre Jeunet, la chef Sara Nguyen elaboró cinco platos de la gastronomía francesa, como por ejemplo un Croque Madame de hongos y trufas negras o foie y crepe de pato. Los platos iban acompañados con un vino Prosecco, y para finalizar un cóctel de ginebra con ciruela. Todo por 95 dólares.
La velada resultó un éxito pues una de las sesenta personas que experimentaron esta novedosa alternativa comentó que esta idea de Nitehawk Cinema «cambia las reglas del juego; potencia tus sentidos».
No era la primera vez que el Nitehawk realizaba esta actividad. El mes pasado los asistentes a este cine de Brooklyn visionaron American Psycho mientras degustaban platos de los años 80.
Es posible que la opción elegida por los dueños del Nitehawk no resuelva la crisis de la industria cinematográfica. Quizás resulte algo anecdótico. Pero lo que está claro es que han logrado acabar con la tiranía de las palomitas en las salas de cine. Ahora es posible ver una película mientras disfrutas de un buen chuletón de buey aderezado con un vino de primera.
Borja Tabeayo