
¿Recuerdan el emoji del Whatsapp en el que te va a explotar la cabeza? Pues esa esa la sensación de placer experimentada por este particular devorador de chocolates al confirmar que, después de una magnífica velada en una agradable terraza y fenomenalmente atendidos por Nicolás, llega la hora del postre… Lean, lean… Que esta crónica, irremediablemente, empieza por el final.
Como les decía, normalmente, tiendo a realizar las críticas gastronómicas de manera cronológica pero esta vez me veo obligado a saltarme esta particular tradición y empezar por el final. El motivo es obvio: ¿Una deliciosa base de Nutella con desmigado de galletas Oreo por encima y fresas o decorada con bombones Ferrero Rocher y barritas de chocolate? ¿Una irresistible base de leche condensada cubierta de piña, mango, fresas y frutos rojos? ¿una masa de pizza frita cubierta de nata, piña caramelizada, fresas y sirope de fresas? O ¿una tentadora base de sirope de fresa cubierta de gominolas de azúcar de sabores, masmelos y maní cubierto de chocolate?
Sí, amigos, son las “Pizzas Golosas”, una selección de pizzas dulces elaboradas con los mejores chocolates, golosinas, merengues y frutas, que se incorporaban recientemente a la carta del Occhiali y que han supuesto para este plumilla la más difícil elección que ha tenido que hacer en su vida últimamente. Con un más que competitivo precio de 8.90€, estas nuevas y originales propuestas para el postre del Occhiali son perfectas para compartir y ponerle la guinda al pastel de la experiencia gastronómica.
Pero, como decía, esto es solo la guinda al pastel, porque si el postre fue espectacular, los diferentes platos que probamos no se quedan para nada atrás. Nos dejamos aconsejar por un amable, sonriente y servicial Nicolás y pareció que teníamos telepatía: lo que habíamos pensado pedir era justamente lo que Nicolás nos ofreció y acertó de lleno.
Porque, con una cocina liderada por el chef Andrés Jiménez Leguina (Goizeko Wellington), el Occhiali es muchísimo más que sus pizzas golosas. Empezamos con una más que apetecible burrata con pesto de pistacho, pesto de albahaca y compota de calabaza, seguidos de unas sorprendentes croquetas de kimchi con atún rojo y alga wakame y unas espectaculares gyozas de pollo y verduras con panceta confitada y hoissin de frutos rojos.
Ya en los principales, nos dejamos acertadamente guiar por el falso tartar de salmón al estilo chipotle con huevos de corral y patatas, para terminar cerrando con sus famosas albóndigas de rabo de toro con puré trufado, el plato estrella sin lugar a dudas, y que fueron sencillamente perfectas.
Y es que traspasar las puertas de Occhiali es sumergirse en el minimalismo, la perfección y el vanguardismo, ofreciendo al comensal una experiencia única de explosión de sabores, con guiños a las diferentes cocinas del mundo. Todo esto en un entorno donde la madera y el paisaje tropical cobran protagonismo, consiguiendo así un espacio íntimo y especial.
El restaurante Occhiali (c/ Sánchez Pacheco, 84, en el castizo barrio madrileño de Prosperidad, Tel. 91 041 56 34), abre de lunes a domingo de 08:00 a 22:00 horas ininterrumpidamente, sábados y domingos abre desde las 12:00 horas. Cuentan con un menú del día para los mediodías de lunes a viernes por 11,90€ (con primero, segundo, pan, postre y bebida). En carta, el precio medio es de 25 €.
No lo duden, si son de los que esperan con ilusión y ahínco los postres después de una buena comida, acérquense al Occhiali. Se sorprenderán. Y, con toda seguridad, repetirán.
David Domínguez
@columnazero