FOODÓMICA:LA ALIMENTACIÓN PERSONALIZADA

Una nueva disciplina: la foodómica
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Una nueva disciplina: la foodómica

La foodómica es una nueva rama científica que se encarga de conocer la interacción entre las moléculas de los alimentos y nuestros genes, de modo que podría delimitarse lo que debe y lo que no debe comer cada uno. Para ello, aún queda un largo camino por recorrer.

Un grupo de científicos españoles está realizando los primeros pasos en una nueva ciencia: la foodómica. Se trata de una nueva disciplina que se encarga de analizar los alimentos mediante técnicas masivas de análisis genómico (encargado de conocer los genes y sus funciones). O lo que es lo mismo, investiga aspectos de la alimentación y la nutrición, a los que era imposible acceder antes, tales como la detección de nuevos contaminantes alimentarios, el hallazgo de modificaciones no esperadas en alimentos transgénicos o el efecto de los ingredientes de nuestra dieta para nuestra salud a partir de la interacción entre los genes de los humanos y los de los alimentos. Esto último se podría traducir como que usted podría llegar a comer lo que le viene bien para su salud, su enfermedad o, más comercialmente, lo que no le engorde con una precisión científica que no existe actualmente en este tipo de consejos.

En palabras de Alejandro Cifuentes, doctor en Química por la Universidad de Valladolid y perteneciente al Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación CIAL (UAM-CSIC), uno de los líderes de esta nuevas investigaciones, “el objetivo último [a largo plazo] es mejorar la salud y el bienestar de los consumidores, así como su confianza en los alimentos que consumimos y, a corto plazo, estudiar cómo los alimentos afectan a la evolución que sufren enfermedades como el alzheimer o el cáncer de colón en nuestro cuerpo”; cómo evolucionan dentro de nosotros desde que llegan. Para ello, la foodómica tendrá que desarrollarse e investigar mucho con el fin de señalar los pros y contras de los alimentos, así como de potenciar el consumo de los beneficiosos y rechazar el consumo de los que no lo son. Obviamente, primero tendrá que averiguar cuáles son los buenos y cuáles los malos.

Los científicos defienden este nuevo campo científico en el número de septiembre de 2012 de la revista Analitycal Chemistry, donde se afirma que otro de los objetivos es mejorar la bioactividad de los alimentos, la actividad a nivel molecular, pues la foodómica está basada en mejorar el conocimientos sobre los papeles de los compuestos nutricionales a nivel molecular. “A muy largo plazo estaremos capacitados para darle a cada persona unas pautas sobre la alimentación que proporcionen mayores estándares de salud y m3enor riesgo de padecer determinadas enfermedades, es decir, será completamente posible la alimentación personalizada”, explicaba Cifuentes a la vez que añadía que para que esto llegue aún queda mucho tiempo.

El potencial de esta nueva ciencia es terrible si se habla al margen de su estudio científico. Su interés es enorme para la sociedad por causas como poder ayudar a evitar, mediante la alimentación, el padecer una enfermedad a la que, por genética, su familia tiene tendencia. O el eliminar ciertos alimentos de nuestra dieta que nos engordan debido a nuestra genética. Esto, a su vez, despertaría un total interés para las instituciones públicas, especialmente las alimentarias, como para la política, siempre muy cercana a los asuntos relacionados con la alimentación por lo que suponen para sus votantes. Aún así, la revolución todavía está por llegar, aunque ya se ha puesto la primera piedra.

 

Pablo Cañeque (@paul_wine)

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