
‘No recuerdo el titulo de la película pero recuerdo los sentimientos’ dice el personaje interpretado por Jean-Louis Trintignant en un momento de Amour. Así es el último film de Haneke, un mapa para perderse acerca de los sentimientos humanos, hilvanado a ritmo muy lento en donde la grandeza recae en lo intimista y desbordante que puede llegar a resultar la cinta.
Simplista en la mayor parte del metraje y simbólica en su parte final, el director austriaco construye de forma muy sobresaliente la historia de una pareja de ancianos en el tramo final de sus vidas, un historia que sugiere mucho más de lo que muestra.
Haneke es sin duda uno de los estandartes del cine europeo actual, probablemente junto con Lars Von Trier sea el director más talentoso e identificable. Su cine consistente en inquietar de algún modo al espectador pero siempre desde una perspectiva totalmente objetiva y realista, dejando de un lado lo explicito (excepto Funny Games) para ir más bien a lo comedido a la hora de ejecutar las escenas, juega con la paciencia y ahonda en toda clase de patologías. Aunque en Amour muestra su lado más tierno, no es una excepción en el cine de Haneke.
Amour es una película sobre la vejez y es imposible hablar de la vejez sin hablar irremediablemente de la enfermedad y la muerte. No es un film fácil, exige mucho del espectador pero lo que ofrece a cambio es aún mayor. Puede tratarse como la radiografía del dolor de ambos personajes, de todo lo que han construido durante sus vidas que aunque no se llegue a mostrar, se palma en muchas escenas.
Los actores están mayúsculos; sus miradas y sus gestos, apenas tienen que decir nada para expresar lo que sienten. Tanto Jean-Louis Trintignant como Emmanuelle Riva (que está nominada al Oscar a mejor actriz) lo bordan, realmente parece que han envejecido juntos y aunque no hay ni un solo beso en toda la película, tampoco es necesario, la mirada entre ambos personajes es reveladora de su pasado, presente y futuro.
El problema de todo esto y que puede surgir al ver Amour es que todavía no hayamos vivido lo suficiente como para apreciarla de forma plena y sentirnos identificados. Aún así es una película que desborda cine de calidad por todos sus costados.
Amour ganó la Palma de Oro en la pasada edición del festival de Cannes.
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Jorge García Martínez