
¿Me oyes?, lo siento, aquí eso no es posible. Las obras, el tráfico, las grandes y proliferantes fiestas celebradas los fines de semana, y cada vez más entre semana, así como el resto de actividades llevadas a cabo por el ser humano, han sido las encargadas de situar a nuestro país en segundo puesto en el ranking mundial de contaminación acústica.
El tráfico urbano, formado por los pitidos entre los vehículos, las frenadas repentinas, el motor cuando el coche está parado o en marcha, es el responsable del 80 % del drama; el metro y el tranvía causan el 6%; las fábricas próximas a los centros urbanos y los pequeños talleres de fabricación situados en la ciudad causan el 10 % del problema; y el porcentaje restante lo componen otros agentes como los propios peatones, las recogidas de basuras, o los sistemas de aire acondicionado.
Sólo un país nos supera, Japón. El archipiélago cuenta con una población de unos 130 millones de personas, mientras que España está formada por 47, es decir, menos de la mitad. Si nos atenemos al ranking de países por número de habitantes, descubrimos que Japón se encuentra en el puesto 10, mientras que nuestro país se posiciona en el 27. De ello se deduce que el grave pero desconocido problema del ruido en la península ibérica, no es una cuestión de cantidad, sino de cualidad de la población que la ocupa.
65 son los decibelios considerados como el límite que podemos soportar a largo plazo. Para hacernos una idea de lo que equivale, basta con saber que el ruido producido por una aspiradora en funcionamiento es superior a los 75 decibelios. Estamos ante un problema.
La mayoría “pasa del tema”, o simplemente, no se percata de esos infernales sonidos al haberse acostumbrado a la vida en la ciudad. ¿Somos conscientes de los males que nos acechan?
Este tipo de contaminación no debe ser infravalorado, ya que produce pérdida auditiva (sobre todo si se superan los 75 decibelios), insomnio, jaqueca, pérdida de defensas, estrés y problemas de laringe. En el último año, los hábitos de vida en la ciudad han supuesto un total de 50000 fallecidos por infarto.
¿Destruimos y reconstruimos de nuevo las ciudades? Afortunadamente, hay otras técnicas efectivas que se pueden llevar a cabo para afrontar el problema a corto plazo. Algunas de ellas, como la construcción de los aeropuertos lejos de los núcleos urbanos, no dependen de nosotros; pero otras, como el empleo de tapones para los oídos por parte de personas expuestas a fuertes ruidos, o el aislamiento acústico de las paredes de las casas, sí están en nuestras manos.
No obstante, la contaminación acústica en nuestro país se ha visto reducida por la crisis que, ya desde el año 2008, sufrimos. Y es que en los países más afectados por el agobio económico se ha registrado un marcado descenso del tráfico urbano. De esta forma, España vuelve a situarse en segundo puesto, con una caída del 37 %; nos sigue Italia, con un descenso del 34 %; y por encima se encuentra otro gran afectado, Portugal, donde la crisis ha supuesto la supresión de la mitad de los trayectos automovilísticos.
Marcos Martínez Solanilla
@marcosum_m