
Considerada como la enfermedad digital del Siglo XXI, la nomofobia es el miedo irracional, acompañado de signos de ansiedad, a salir de casa sin el teléfono móvil. Los smartphones y las nuevas tecnologías favorecen este trastorno que cada vez más afecta a mayor parte de la sociedad, principalmente a universitarios y adolescentes.
El término proviene de la abreviación inglesa «no-mobile-phone phobia», acuñado por el Royal Mail del Reino Unido durante uno de sus estudios. Caracteriza dicha fobia la aparición de ansiedad, malestar o enfado cuando se apaga el móvil, no hay cobertura o no pueden consultarse los mensajes y las notificaciones. Irritarse por no poder acceder a la redes sociales, imposibilidad de chequear el correo electrónico o quedarse sin saldo en el dispositivo son también características de la nomofobia.
Este síndrome puede afectar a los diferentes estratos de la sociedad, pero son los adolescentes y universitarios los mayores afectados. El 52% de los jóvenes españoles reconoce que usan el teléfono de una manera excesiva. La dependencia del móvil es cada vez mayor gracias a la accesibilidad que proporcionan las nuevas tecnologías y la interactuación a tiempo real que ofrecen los smartphones. Los jóvenes españoles afirman también que les crea especialmente ansiedad, sea cual sea la causa, no poder responder o acceder al whatsapp, aplicación de mensajería instantánea. Ansiedad canalizada por lo general en agresividad, inquietud o inestabilidad.
España lidera el uso de smartphones en Europa (un 11% más que la media de los países más importantes de la eurozona). También se pone a la cabeza en el número de móviles por persona: España es el país con más teléfonos por habitante, donde el 81% de los terminales son smartphones. En 1976 llegó el primer móvil a España. A día de hoy se adquiere el primer móvil, por término medio, con 11 años de edad. En el Reino Unido la namofobia se estima que la sufre cerca del 60% de la población. En España se reduce entorno al 50%. En términos generales se estima que un namofobo revisa más de 30 veces al día su teléfono móvil. Un informe del Cisco reveló que 9 de cada 10 jóvenes entre 18 y 30 años revisa el móvil antes de salir de la cama.
Prescindir del móvil
Algunas formas para combatir la nomofobia consisten en alejarse de forma gradual del teléfono, por ejemplo apagándolo por las noches. Otras, deshacerse de éste en las ocasiones cotidianas que no se vaya a utilizar para así no depender constantemente de él. Si la ansiedad es elevada no debe descartarse consultar a un especialista. En el caso de los jóvenes y de los niños, los padres han de dar ejemplo y eliminar hábitos como cenar o juguetear continuamente con los aparatos tecnológicos, así como educar a los mismos a gestionar el tiempo con los dispositivos tecnológicos. Hay que aprender a prescindir del móvil cuando no nos sea necesario.
Eloy Iglesias López
@eiglopez
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[…] Pero ese aislamiento no es el único riesgo, sino que puede acarrear problemas compulsivos a nivel personal, donde en ocasiones la gente siente una inquietud interna que le lleva a una comprobación frecuente del móvil por si se hubiese recibido algún mensaje nuevo (incluso en mitad de la noche me contaba en una ocasión un paciente, el cual se despertaba para comprobar y responder a los mensajes del móvil); los psicólogos, a esa naturaleza repetitiva y placentera de estas pautas de comportamiento la llegamos a considerar una forma más de adicción, aunque no haya ninguna sustancia que altere nuestro sistema nervioso, puesto que es algo a lo que uno se puede sentir “enganchado”, de lo que se puede llegar a sentir una dependencia y una ansiedad en caso de estar incomunicados (lo que en el mundo periodístico se le conoce con el nombre de Nomofobia). […]