
Psicólogo, docente y escritor, Guillermo Ballenato, responsable del Área de Orientación y Participación Social de la Universidad Carlos III de Madrid, nos da su visión sobre la situación actual de la crisis y cómo puede afectarle a las personas. Además, nos habla de la oratoria, ese conocimiento olvidado que es tan necesario para triunfar en todos los ámbitos de la vida.
¿Qué le llevó a interesarse por la oratoria?
Se suele contemplar la oratoria como un trámite por el que hay que pasar en determinadas ocasiones, sin ser conscientes del gran regalo que supone el privilegio de contar con la atención de los demás y de tener la posibilidad de influir positivamente sobre ellos. Muchas personas pasan un mal rato al hablar en público cuando en realidad son grandes oradores que aún no han descubierto su potencial. Un cambio de actitud, una nueva idea acerca de la oratoria y la puesta en práctica de diversas estrategias permiten ganar autoconfianza y seguridad. Llevar a una persona a realizar ese descubrimiento es lo que me motivó para enseñar sobre oratoria.
¿Cómo de importante considera la oratoria en la vida de una persona?
La oratoria es esencial en el ámbito laboral, pero también en el académico y en el social. Hay que hacerse merecedor de este privilegio y desarrollar esta competencia tan relevante. Probablemente el mayor enriquecimiento se produce en el ámbito personal. La oratoria nos ayuda a estructurar nuestro pensamiento, organizar las ideas y darles cuerpo para transmitirlas de una manera eficaz. Proyecta nuestra esencia hacia el exterior. Actualiza nuestras experiencias, nuestras convicciones, nuestros valores.
A día de hoy, ¿qué cree que ha causado esa desconfianza hacia los discursos de los políticos?
En la política es fácil intuir cierta distancia entre las intenciones, las palabras y los hechos. La incoherencia se convierte muchas veces en la gran enemiga de una argumentación y desacredita al orador. Como afirma un conocido aforismo latino, la palabra enseña y el ejemplo arrastra. Los grandes discursos suelen ir respaldados más por los hechos que por las palabras. La autenticidad, la flexibilidad y cierta dosis de humildad sincera hacen mucho más creíble al orador.
Como responsable de la orientación psicopedagógica de la Universidad Carlos III de Madrid, ¿piensa que a los estudiantes les inquieta su futuro debido a la crisis actual?
Es cierto que existe una creciente preocupación. Tal vez sea conveniente aislarse de la influencia del contexto externo para ser capaces de contemplar la crisis como una oportunidad de cambio a mejor. Los alumnos deben estudiar para enriquecerse, para formarse, para crecer, pero también para crear un proyecto personal que depende más de ellos mismos que del contexto socio-económico. Desarrollar competencias transversales como la comunicación, la gestión del tiempo o la inteligencia emocional, les ayudará emprender con éxito sus propios proyectos empresariales y laborales. Con ese propósito trabajamos en la Universidad Carlos III de Madrid con verdadero empeño desde sus inicios.
¿Cómo podría una persona destacar en una entrevista de trabajo solamente con la oratoria?
A las entrevistas de trabajo se suele acudir básicamente con tres propósitos: para practicar y aprender como se desarrolla una entrevista, para “pasar el rato” y probar si hay suerte, y para hacerte decididamente con el puesto. En este último caso el candidato lo refleja claramente con su actitud; casi lo lleva escrito en la frente. Va “vestido” de autoconfianza. La creencia en lo que uno mismo puede aportar a la empresa es realmente importante. Y la oratoria, la forma de comunicar y de establecer la relación durante el diálogo, es determinante.
Hablando de su último libro Merezco ser feliz. El regalo de una vida en positivo,¿cómo cree que es posible alcanzar la felicidad en los tiempos que corren?
El libro trata de la reivindicación del derecho a ser felices. La palabra que destacaría es “regalo”. La mayoría de la gente no es consciente de lo que tenemos entre manos, un regalo único y con fecha de caducidad. El que desperdicia un solo día, está desperdiciando algo que no va a volver, que no es recuperable. Y en cada momento de nuestra vida podemos que decidir voluntariamente que merece nuestra atención y que no la merece.
La vida nos ofrece constantemente oportunidades de ser felices. Estamos casi obligados a ser felices, no sólo por nuestro propio bienestar, sino para poder aportar felicidad también a los demás. Ser feliz es más sencillo y natural de lo que puede parecer inicialmente. Los acontecimientos en general son neutros, nuestra percepción es la que los tiñe y les da la categoría de positivos o negativos. Así se gestionan las emociones. Al final la gestión de tu tiempo, de tus pensamientos y de tus emociones, se convierten en la gestión de tu vida.
Para dar fin a la entrevista, me gustaría saber quién cree usted que es el mejor orador actualmente.
Me costaría mencionar aquí a una única persona en concreto, pero si tengo un criterio bastante claro acerca de cuales deben ser las cualidades de esa persona: humanidad, calidad humana, humildad, y una cierta sabiduría en el sentido más amplio de la palabra. Personas positivas, entregadas a los demás. La propia vida y la propia historia de una persona hacen de su discurso un discurso poderoso. Detrás del discurso debe haber sentido común, y un profundo respeto por los demás. Los grandes oradores
suelen brindar energía positiva a los demás; les hacen sentir que pueden llegar a ser quien ellos mismos se propongan; les ayudan a descubrirse y encontrarse, a aclarar sus valores y su visión del mundo. En la historia encontramos grandes figuras que nos han hablado de paz, de esperanza, de igualdad, de solidaridad… en general, de valores humanos. Personas dispuestas a construir un mundo mejor con el arma poderosa de sus palabras y su ejemplo.
María Lestón Rodríguez (@marialestonrodr)