Cuando murió, la viuda de Mozart le dejó el piano en herencia a su hijo Karl Thomas, que lo donó a una asociación musical de Salzburgo, ciudad natal del genio de la música. Alexander Melnikov ha sido el encargado de tocarlo más de 200 años después en el concierto celebrado en la casa en la que vivió el músico en Viena.
El piano con el que Mozart compartió sus últimos años de vida regresó a Viena hace casi 3 semanas, después de más de 200 años, para permanecer expuesto y para un concierto homenaje en el sótano de la que fue la casa de uno de los músicos más grandes de toda la historia de la humanidad. Al concierto sólo pudieron asistir unos 150 privilegiados llegados de todas las partes del Mundo; algunos sólo para la ocasión.
Se estima que con dicho instrumento Mozart compuso más de medio centenar de obras. Algunas de ellas fueron interpretadas en Viena por el pianista ruso Alexander Melnikov, quien tuvo la suerte de poder recuperar ese pedacito de la historia en la que las 61 teclas del instrumento –los pianos actuales tienen 88– volvieron a sonar bajo el techo de la casa del compositor. “Tiene un sonido tan especial que después de 200 años puede seguir conmoviendo, suena tan bien que puede llegar a hacerte llorar. Las implicaciones emocionales de esta experiencia han sido apabullantes. Podemos decir que, objetivamente, es un piano diferente”, afirmó Melnikov ante los micrófonos de medios como TVE o Euronews.
El piano fue construido por Anton Walter, uno de los fabricantes de pianos más famosos de la época, y fue comprado por Mozart en 1781, nada más trasladarse a Viena. Sin embargo, el paso del tiempo no le es ajeno a este instrumento musical, que tuvo que ser restaurado hace 20 años y que hoy en día hay es imprescindible calzarlo, pues está cojo. El piano tiene mucho uso, mucha historia musical a cuestas: “Mozart utilizó este piano no sólo para prácticas, sino también para los conciertos. Con tantas actuaciones, el instrumento salía de la casa del compositor prácticamente cada dos días y era transportado por toda la ciudad hasta la sala de conciertos para regresar a la casa esa misma noche”, comentó para EuronewsUlrich Leisinger, director de la Fundación Mozarteum.
Eso sí, el viaje del piano tiene billete de vuelta y podrá seguir contemplándose en Salzburgo, ciudad natal del artista y donde se encuentra la Asociación de Música Catedralicia y Mozartiana a la que lo donó Karl Thomas, su hijo, después de que la viuda del compositor se lo dejase en herencia. Sin duda, el concierto del pasado 7 de noviembre encerró ese halo tan especial que surgió cuando las paredes de la casa en la que Mozart vivió los últimos años de su vida volvieron a escuchar las notas musicales compuestas entre las mismas hace más de dos siglos.
Pabo Cañeque(@paul_wine)
Foto: abcnews.com