
Cada 31 de diciembre nos sentamos frente al televisor mientras tragamos doce uvas sin cesar al son de las campanadas. Desde hace muchos años tomar doce uvas en España es sinónimo de tradición. ColumnaZero se sumerge en el origen y la historia de las uvas de la suerte.
Si nos remontamos a su origen podemos discrepar en cuanto a su historia y nacimiento. Como tal, la tradición de tomar una docena de uvas en la madrileña Puerta del Sol el último día del año data por lo menos del año 1897. Ejemplo de ello fue el semanario satírico Gedeón que el 14 de Enero del año 1987 publicaba lo siguiente:
<<Es costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que separa el año saliente del entrante>>.
Y fuera de que la costumbre no es madrileña, ni las uvas son doce, sino tres, por lo general… lo demás tampoco está bien.
¿Cuál será el reloj que separa el año saliente del entrante?
¡Como no sea el de D. Francisco Silvela!
Desde luego que no es el reloj de algún concejal, ni siquiera el de algún convidado a ciertas y determinadas reuniones de cuyo nombre no quiero acordarme.
Porque, ni en el municipio ni en esas reuniones quedan relojes a las doce de la noche.
Si seguimos buscando el los periódicos de la época encontraremos más historias relacionadas con el tema que hoy nos ocupa. El periodista Luis Taboada escribió para el diario El Imparcial un 31 de Diciembre de 1987 lo siguiente: «No basta, pues, que se coman uvas el 31 de Diciembre. Hay que saber cómo se comen y dónde y con qué dedos y en qué circunstancias. Lo que se debe hacer, según la opinión más generalizada, es procurar que las uvas sean buenas y que se coman en buena compañía. Y después… después se echa uno el alma a la espalda, y es seguro que no ha de sufrir ninguna clase de sinsabores durante el año nuevo.»
El acto de comer uvas para despedir el año y entrar con buen pie tiene, como hemos dicho, varias historias. Una de ellas sostiene que los madrileños salían a celebrar la Nochevieja en la Puerta del Sol comiendo uvas como signo de protesta. Se rebelaban y protestaban ante la tradición burguesa de comer uvas y beber champán la noche del 31 de diciembre. Esta costumbre burguesa proviene de Francia en la que se tenía la costumbre de celebrar encuentros privados con motivo del fin de año. En estos festines se servía champán y uvas. “En la hermosa residencia particular del Ilustre presidente del Consejo de ministros se reunieron anoche casi todos sus compañeros de gabinete y algunos otros distinguidos personajes. A las doce en punto de la noche saludaron los ministros la entrada del nuevo año comiendo ricas uvas y bebiendo champagne, pronunciándose con este motivo entusiastas y patrióticos brindis por el general Martínez Campos, por el ejército que tan valientemente pelea en Cuba y por la pronta pacificación de la isla”. Publicado en La correspondencia de España el 1 de diciembre del año 1896.
A finales del siglo XIX el Alcalde de Madrid, Jose Abascal y Carredano promulgó una sanción para los que realizaban actividades ruidosas por esas fechas navideñas. Concretamente para la noche del cinco de enero en la que se solía salir hasta altas horas de la madrugada de fiesta. El alcalde decidió sancionar económicamente a los que no acataran la polémica norma. Las clases pobres y humildes al ver que no podían hacerse cargo de la sanción y observar como los más ricos se divertían en fiestas privadas sin consecuencias decidieron retar al alcalde. Decidieron salir a la calle la noche con el fin de desafiar la nueva norma y mofarse de los burgueses tomando uvas en el centro madrileño.
De manera extraordinariamente rápida esta costumbre se popularizó y se extendió a otros lugares del la península. Esta costumbre de tomar doce uvas surgió a finales del siglo XIX como acto de protesta y de mofa ante la aristocracia.
Otra de las teorías (quizá la más extendida) del discutido nacimiento de esta práctica relacionada con las uvas «de la suerte» vendría unos años más tarde. Concretamente en 1909 donde los protagonistas son unos agricultores levantinos que tuvieron un excedente de producción de uvas. Para darle salida a éstas realizaron una campaña para potenciar dicha costumbre y así poder venderlas. Las uvas de la suerte comenzaron a tomarse de manera masiva en España a partir de la Nochevieja de 1909. Con el paso de los años la tradición de tomar uvas a final de año saltó el charco y se extendió a otros países como México, Argentina o Colombia.
Eloy Iglesias López
@eiglopez