
No es nada nuevo que los espectáculos deportivos son los acontecimientos que más audiencia generan. Pero para ello, las televisiones tienen que hacer verdaderas piezas de encaje para que la balanza de ingresos frente a gastos sea positiva. El mundo de los derechos deportivos no es tan fácil como parece y a muchas cadenas les ha costado la ruina. Otras han tenido que desprenderse de ellos. El futuro parece estar en el pago, algo que en la cultura española del todo gratis parece bastante difícil, pero que a la larga será necesario.
No es de extrañar que si pasamos a ver y analizar los últimos estudios del EGM (Estudios General de Medios), los diarios más leídos, por este orden, sean Marca, El País y AS. Además, si vamos a los diarios más buscados en la web, siguen siendo de temática deportiva. El deporte vende y sobre todo engancha. Esto es aplicable al mundo televisivo y a la radio (recordemos la revolución de audiencias que supuso el traspaso del equipo de Carrusel Deportivo a Cadena COPE). Pueden ser hechos puntuales pero la realidad nos dice que no. Entre las retransmisiones más vistas de la historia de la televisión se encuentran dos eventos deportivos: unos 300 millones de espectadores vieron como Italia derrotó a Francia en la final de la Copa del Mundo FIFA 2006 en Alemania y 138,5 millones de espectadores vieron la transmisión de la NBC de la Super Bowl XXX, el 28 de enero de 1996.
Está claro que los deportes venden, especialmente el fútbol. Pero tienen un gran inconveniente: su coste. Grandes grupos han caído fuertemente endeudados por no saber gestionar correctamente los derechos deportivos, como el caso del grupo alemán Kirch que apostó demasiado por ellos. No hay que irse tan lejos. En España, Mediapro tuvo que “dar a luz” a Gol TV para rentabilizar de algún modo dichos derechos.
Los medios de comunicación en el mercado español no han dejado de pujar e incluso algunas compañías se han abierto a nuevos mercados: el caso de Mediaset España con el mundial de motociclismo o Antena 3 con la Fórmula 1. Para poder sacar provecho de sus costes muchas empresas pueden buscar aliarse o rentabilizar paquetes. Así, debido al hecho de que Mediaset España tenga dicho monopolio del motociclismo puede ocurrir que lo incluya en algunas de sus cadenas secundarias como Energy.
El problema llega cuando se compara el modelo español con el de Europa. Un ejemplo es que España es el único lugar donde el fútbol es en abierto. Cambiarlo por el modelo de pago no solo traería un cierto respiro para las cadenas que poseen dichos derechos del fútbol sino que igualaría el panorama deportivo. A diferencia de lo que ocurre en España, en Alemania los clubes de la primera y segunda división negocian conjuntamente los derechos de televisión y el dinero que se obtiene de estos se reparte según una ecuación en la que se priman principalmente los éxitos deportivos (igual ocurre en Inglaterra, Francia e Italia). Así, por ejemplo, la diferencia entre el campeón de la Bundesliga en 2011, el Bayern de Munich, y un equipo que descendió a segunda como el St. Pauli es apenas de 17 millones.
Según un estudio realizado por el profesor de la Universidad de Barcelona, Gay de Liébana, el Barcelona ingresó en la misma temporada 163 millones de euros en derechos, 3,8 veces más que el Valencia, y casi 100 millones más que los principales clubes de las grandes ligas europeas. El equipo de la ciudad condal y el Real Madrid golean a los equipos de la Premier League (Reino Unido) y de la Ligue Orange (Francia). Frente a los más de 150 millones que se llevan respectivamente estos equipos en los últimos años, el Manchester se llevo en la temporada 2009/10 68 millones de euros, el Chelsea 65 millones de euros, el Marsella 50 y el Lyon 45 millones de euros.
El reparto más equitativo de los derechos deportivos en las ligas europeas permite que los equipos del viejo continente estén mucho más saneados y no se repita el escenario de concurso de acreedores en el que se ha visto sumida la liga española, la más desequilibrada de todas. En la LFP la diferencia entre lo que cobran los equipos se eleva hasta 18 veces, lo que choca con la diferencia de 1,5 veces entre lo que cobran los clubes de la liga inglesa.
Por otro lado, no hay que olvidar que el juego de los derechos deportivos también existe en otros deportes. En primer lugar el baloncesto, que desde hace tiempo se ha convertido en el segundo deporte de los españoles. Ha perdido interés y quizás por ello su coste debe bajar (algo que generó mucha controversia años atrás). José Miguel Contreras, consejero delegado de la Sexta, comentaba lo siguiente sobre los derechos de la ACB al preguntarle si iba a pujar por ellos, ya que Teledeporte (perteneciente al grupo de RTVE) no quería renovar el contrato con la ACB: “La fusión de canales permitirá a los distintos grupos encuadrar esos derechos en ofertas diversificadas y con mayor capacidad de búsqueda de la rentabilidad. También el mundo del deporte tiene que asumir los nuevos tiempos que corren. El baloncesto me consta que es consciente de la necesidad de cambiar su filosofía de trabajo. Estoy convencido que el baloncesto puede ser una buena inversión si se piensa en revolucionar su modelo de funcionamiento y se busca un grupo televisivo que crea en relanzar este deporte con ambición y fe”.
Teledeporte quizás sea el caso más significativo. A la gran cantidad de derechos que puede tener en su estructura, le sigue la sombra continua de la desaparición. En su estrategia de suprimir costes, sobre todo en los torneos de tenis Open, donde cuentan con muchos partidos que apenas generan tirón, se plantean su supresión. Quizás sea más rentable un paquete con algunos Grand Slam, aunque la mayoría lo posee Digital +. El ciclismo ha sido otro de los grandes damnificados en la parrilla de la cadena pública española.
Es necesario abogar por el abaratamiento de los derechos y reducir los margenes de beneficio, algo primordial. Llegados a ese punto, las alianzas con otras televisiones no vendrían de más para soportar gastos tan abultados. Y, por supuesto, pasar a un sistema de pagos, especialmente en el fútbol. Si el deporte tiene que tener visibilidad también se tiene que hacer un esfuerzo por parte del público para que todo este espectáculo no se venga abajo.
Antonio Álvarez Lovillo