
El mundo del cortometraje se ha convertido en una fuente inagotable de nuevos talentos. Directores consagrados hoy en día, tuvieron sus primeras experiencias cinematográficas en este formato de producción. Javier Fesser (Aquel ritmillo), Alex de la Iglesia (Mirandas asesinas) o Daniel Sánchez Arévalo (Gol, Profilaxis, Traumatología) son personajes ilustres del cine nacional que consiguieron con sus primeras obras obtener la experiencia y “herramientas” necesarias para poder dar el salto al largometraje con garantías suficientes. Si hay algo que caracteriza a este ámbito es su carácter autodidacta. Las limitaciones de presupuesto que derivan en otras de carácter técnico son suplidas con altas dosis de creatividad e ingenio. Las principales fuentes de financiación en España son las ayudas estatales o autonómicas, y la autofinanciación, es decir, los prestamos personales, a los que hay que sumar la siempre estimable contribución de familiares y amigos. El crowdfunding (micromecenazgo) es otra forma de financiación que últimamente está obteniendo resultados muy positivos. Tenemos como ejemplo, Y la muerte lo seguía de Ángel Gómez que ha contado con la participación de un gran elenco actoral y con nominaciones en festivales internacionales.
Las escuelas de cine también se han convertido en vivero para nuevos proyectos. La ESCAC de Barcelona y la ECAM de Madrid son actualmente una prolífica cantera cinematográfica, que producen más de 250 cortos al año. En sus aulas se han formado directores como Juan Antonios Bayona (Lo imposible), Kike Maillo (Eva) o Paco Plaza (REC). Entorno a esa necesidad de agudizar el ingenio, el cortometraje surge como un campo perfecto para la experimentación y la ruptura de convencionalismos.
Los festivales de cortos
El circuito de festivales, tanto nacionales como internacionales, es una estupenda red de promoción y distribución. Un proyecto exitoso que haya cosechado premios en diferentes certámenes, puede ser una magnifica carta de presentación para su director, permitiéndole la realización de trabajos más ambiciosos. Además, estos suelen disponer de una dotación económica que se reparte entre sus diferentes categorías, y que supone un jugoso incentivo para directores y productoras.
En España disponemos de un amplio abanico de festivales, algunos se han afianzado como cita ineludible para los aficionados. Otros por el contrario, se han visto afectados por la crisis, reduciendo la cuantía de sus premios o desapareciendo por completo del circuito. Entre los decanos tenemos: el Alcine (Festival de Cine de Alcalá de Henares) con más de 43 ediciones en su haber; el Aguilar Film Festival con 25 ediciones; el Madrid en Corto y Almería en Corto; el Festival de Cinema Independent de Barcelona o el FIJR (Festival Internacional de Jóvenes Realizadores) que se celebra en Granada.
La lista es mucho más amplia todavía, confirmando el buen momento que goza el cortometraje en nuestro país, a pesar de ser tiempos difíciles, no solo para el cine, sino para la cultura en general.
En cuanto al panorama internacional cabe destacar: el Kaliber Munich International Short Film; los franceses de Clermont y Brest; el Milano Film Festival y el Encounters Short Film and Animation Festival de Bristol. Al otro lado del charco, y con sede en Texas se celebra el 24FPS International Short Film Festival que tiene importantes premios en metálico.
Una cita muy especial es el Ámsterdam Fantastic Film Festival. Es un certamen especializado en cine fantástico y que concede el premio Méliès a los mejores trabajos europeos del género. Tampoco hay que olvidarse de los Goya y de los festivales de Sitges, Málaga, Berlín, Venecia y demás grandes acontecimientos del año, que aunque tienen en el largometraje su principal reclamo, reservan un amplio espacio para el cortometraje en sus diferentes categorías.
¿Qué papel juega la red de redes en este universo? Internet es presente y futuro del cortometraje, es un escaparate gratuito, abierto las 24 horas y la única forma de distribución que tienen muchos pequeños artistas. El Notodofilmfestival es un claro ejemplo de las grandes posibilidades que ofrece la web, convirtiéndose en un evento de referencia en su estilo.
Directores como Borja Cobeaga, Mateo Gil, Chapero Jackson o Lucas Figueroa tuvieron un exitoso periplo por los diferentes festivales de la geografía nacional e internacional, significando para algunos de ellos, el trampolín a los Goya o a los mismísimos Oscars. Así, fue el caso de Nacho Vigalondo y su corto 7:35 de la mañana y de Javier Recio con la pieza animada La dama y la muerte.
Tin y Tina
Rubin Stein es actualmente uno de los directores más interesantes dentro del mundo cortometraje, siguiendo la estela de los anteriormente mencionados. El director extremeño con sus dos primeros trabajos Pánico a una muerte ridícula y Handsome Devil consiguió alzarse con multitud de premios en festivales de medio mundo, situándolo como uno de los cineastas más prometedores.
Con Tin y Tina (Doñana Producciones&Nirvein Films) vuelve a dar muestras de su particular universo. La premisa del corto es sencilla: un padre al que da vida el actor Manolo Cuérvo, de carácter un tanto agrio, se dispone a cenar con sus hijos Tin y Tina interpretados por Sasha di Benedetto y Ana Blanco respectivamente. Los niños, un poco revoltosos, intentan que este se tome la vida de otra manera. Cosas de niños…
Con un único plano secuencia y jugando con la profundidad de campo, Stein consigue que el espectador mantenga la tensión durante los 12 minutos que dura el corto. Las entradas y salidas de cuadro de los actores y el uso inteligente de los diálogos y sonidos fuera de campo, contribuyen a crear un clima de misterio e intriga.
La fotografía en blanco y negro y una cuidada dirección artística con toques expresionistas componen una atmosfera muy particular. También señalar dos claras influencias u homenajes al cine de terror clásico. Una muy obvia a El pueblo de los malditos (Village of the Damned 1960) de Wolf Rilla, y otra quizás más subliminal a Los chicos del maíz (Children of the Corn 1984) de Fritz Kiersch.
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Hugo García