
Alargar los preliminares, disfrazarnos de bombero apagafuegos, probar nuevas posturas y todo el manido surtido de ocurrencias posibles a las que se suele recurrir para mejorar una de las facetas más importantes de la vida en pareja: el sexo. Sin embargo, hay técnicas ancestrales que muy poca gente utiliza y que dan grandes resultados. En ColumnaZero, el beso de Singapur.
Hoy no hablaremos aquí del famoso gurú del sexo actual, ese tal Christian Grey del que todo el mundo habla, sino de una técnica milenaria que surge en la India hace más de 3000 años. Si, en la India, donde mismo se originó el Kamasutra, y donde utilizan otras técnicas ancestrales como el sexo tántrico.
El pompoir, kabazza o beso de Singapur, se olvida de la penetración y deja paso a una manera de practicar sexo más relajada, que no menos intensa. En vez de embestir a nuestra chica, o cabalgar sobre nuestro chico, la pareja debe permanecer quieta mientras ella, haciendo uso de su músculo pubocoxígeo (vagina), estimula al varón (y a ella misma, claro) mediante fricción, creando la vagina el efecto semejante al de la boca durante el sexo oral. De ahí su nombre, beso de Singapur. La consecuencia: orgasmos más intensos y prolongados para ambos.
Conseguir succionar el pene del hombre con la vagina no es tarea sencilla y requiere grandes dosis de práctica. Mediante una serie de ejercicios, conocidos como ejercicios de Kegel, con los músculos pélvicos, aquellos que intervienen en la retención de la orina, se puede llegar a dominar este saber sexual milenario.

Además, realizar estos ejercicios beneficia a la mujer no solo a la hora de tener unos orgasmos más intensos, sino también en otros aspectos. Fortalecer el suelo pélvico también contribuye a prevenir la incontinencia urinaria o incluso a tener un parto más sencillo. Todo son ventajas. Incluso han surgido páginas web, como pompoirbook.com, que te ayudarán a desarrollar estos músculos mediante diferentes rutinas.
No obstante, algunas mujeres nacen con esta musculatura lo suficientemente desarrollada y no les hace falta practicar antes de lanzarse a ejecutar el pompoir. Ha habido casos sonados de mujeres durante la historia que eran unas auténticas artistas a la hora de llevar a cabo el beso de Singapur, como Diane de Poitiers, la amante favorita de Enrique II de Francia y rival directa de Catalina de Médicis en la lucha por el corazón del monarca. Según las historias, la cortesana tenía una habilidad magistral para este asunto. Otra historia, según cuenta Emma Gold en un reportaje para GQ, es la de una famosa prostituta de Shangai que era capaz de introducir y sacar el pene de un hombre de su interior solo con los movimientos de su vagina. Toda una virtuosa.
La mejor postura para llevar a la práctica este ritual sexual es aquella en la que la mujer está sobre el hombre, estando él totalmente relajado y pasivo en cuanto a movimientos, y siendo ella quien decide el ritmo y la intensidad que tendrá el acto. También se puede hacer de lado, pero quizás lo más cómodo es la primera opción, al menos para iniciarnos en esta destreza.
En definitiva, el pompoir o beso de Singapur es una técnica sexual que hará que te deshagas de placer junto con tu pareja. Una práctica en la que casi toda la responsabilidad cae del lado de la mujer y con la que aquellas a quienes les gusta llevar las riendas en la cama se sentirán la mar de cómodas, e incluso podrán hacer “sufrir” a sus chicos. Así que, parejas, prepárense para experimentar nuevas sensaciones a través de esta milenaria técnica y dejen que la sabiduría sexual hindú de un pequeño giro a sus relaciones.
Sergio del Pino