EL AFRICA MERCY: EL BARCO HOSPITAL

Un artículo de Elena López para ColumnaZero.
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Un artículo de Elena López para ColumnaZero.

Desde 1978 el Africa Mercy surca los mares para acudir a la llamada de socorro de miles de personas con necesidades médicas en África. Este buque originalmente danés es,con sus 152 metros de eslora, el barco hospital civil más grande que existe.

A bordo de él, cerca de 500 personas de más de 30 nacionalidades trabajan a diario para salvar vidas. La tripulación, formada enteramente por voluntarios, es de lo más heterogénea: ingenieros navales, médicos, profesores, cocineros, fotógrafos o buzos conviven durante largos periodos de tiempo en este barco para proporcionar ayuda médica a los más necesitados.

Ahora bien, ¿por qué le llaman el barco del amor? Tendría más sentido, teniendo en cuenta su función, que se llamara, por ejemplo, el barco salvavidas. Pues bien, durante años numerosas parejas se han conocido en este barco e incluso han criado en él a sus hijos. Este es el caso de una pareja de médicos que se conoció y enamoró en el barco. Cuando tuvieron a sus hijos no dejaron de ejercer como voluntarios y se los llevaron con ellos a diferentes misiones humanitarias.Estos niños, como muchos otros, se criaron gran parte de sus vidas en los camarotes y salones de este buque. Cualquiera podría pensar que es una locura hacer algo así, educar y vivir con niños en un barco de estas características, pero lo cierto es que el navío se encuentra totalmente equipado para ello.

Hace unos meses el Africa Mercy atracó en el Puerto de la Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, para repostar y abastecerse, una parada habitual antes de partir hacia países como Camerún o Madagascar. Durante esos días tuvimos la suerte de poder verlo y hablar con algunos de los voluntarios. Nos enseñaron las principales instalaciones del buque, desde las salas donde se practican diferentes cirugías, hasta los camarotes de los voluntarios, originalmente decorados, y la sala de mandos.

Un mapamundi decorado con fotos de algunos de los profesores y alumnos nos indica la zona del barco donde se encuentra la escuela, donde los niños reciben clases de geografía, lengua, matemáticas, ciencias… El buque cuenta, además, con una sala de ordenadores; una lavandería;una piscina, donde se preparan los buzos y se entretienen los más pequeños;una pequeña biblioteca; un comedor amplio e incluso con un gimnasio.

En la parte central del barco se encuentra una pequeña tienda con chocolatinas, bebidas, revistas y algo de ropa. Durante la visita uno de los visitantes, un niño de unos 15 años, se dirigió a ella para comprar una chocolatina. Para nuestra sorpresa volvió con las manos vacías, al parecer el dinero no sirve para comprar cosas a bordo. Los voluntarios tienen una tarjeta específica con la que pueden comprar lo que necesiten. Además de esto nos sorprendió ver,que en la pequeña cafetería donde los voluntarios se despejan antes, durante y después del trabajo, pueden tomarse un café de Starbucks ¡por 20 céntimos! La cadena de café internacional más famosa del mundo colabora con esta pequeña aportación para facilitar un poco la estancia a los voluntarios.

No son viajes fáciles. Navegan durante días, atentos siempre a piratas (aunque por fortuna están más o menos protegidos por las Convenciones de Ginebra), con un ojo puesto en la climatología, en casos adversa, y otro en la maquinaria del barco. A pesar de que es un trabajo duro, que no está económicamente remunerado y por el que hay que pagar (una aportación semanal para cubrir gastos), lo cierto es que siempre suele haber lista de espera para ingresar como voluntario.

El barco del amor tiene aún muchas misiones que cumplir, muchos amigos que juntar, muchos niños que educar y muchas vidas que unir y salvar. Por fortuna, además, en este mismo momento se está trabajando en la construcción de un barco hospital más grande que o bien sustituya al Africa Mercy o bien trabaje a la vez hasta que este veterano buque se retire.

Elena López

@columnazero

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