
La familia de Paula, muy tenaz; y su vuelo, el de ella.
Ya los primeros planos me hicieron sonreir; me gustó la composición que estaba viendo y el modo en que me la estaban enseñando. Paula fue la primera que me presentaron. Estaba en el establo, siempre tan cariñosa con los animales, en aquel pueblecito, tan “de cuento” como tantos en Francia. Después, el resto de su familia: sus padres y su hermano pequeño. Ninguno hablaba. Solo ella. Tampoco escuchaban, claro, eran sordos. No se si eso o exactamente el qué, pero había algo que les unía. Quizá el negocio de las vacas, quizá la iniciativa política de su padre, quizá la venta de quesos, quizá que ellos necesitaban a Paula para entenderse y, sobre todo, hacerse entender con prácticamente cualquiera. Quizá no contaron con que a todos nos llega ese momento en que queremos volar.
La familia Belier (2014) es de la que hablo. Es la propia familia y el título del último proyecto de Eric Lartigau. El último y el más aplaudido; se dice que en Francia (casi) ha arrasado. Él ha confesado no conocer la clave del éxito, pero ha dado con ella en esta película. Yo le aplaudo. Vosotros, vosotros diréis.
Por el momento, disfruten de lo que nos cuenta quien ha sido capaz de hilar muy fino una historia de esas que conmueven a cualquiera, de las que te hacen reír y también llorar, de las que invitan, en definitiva, a un fascinante combo de emociones y a una variedad de temas que te dejan no sin (al menos) buen sabor de boca.
Marina Saro: ¿Cómo trabajaste para hacer tuyo este proyecto, inicialmente escrito por Victoria Bedos?
Eric Lartigau: Ella para escribir el primer guión se inspiró en la ayudante de su padre, que era como Paula en la película, la única que oía en una familia de sordos, pero en conjunto era más bien una película de situaciones de adolescentes.
Yo después me hice con el proyecto, lo hice mío. Para conocer mejor a Paula y para tener también el punto de vista de los padres, que me parecía interesante, trabajé mucho sobre la familia; también sobre el profesor de música, que no estaba muy dibujado. Esencialmente lo que yo pude aportar en esta trama fue la historia de la familia y los diálogos, sobre los que insistimos muchísimo.
S.: Hay conflictos en la sociedad francesa muy recurridos en el cine francés, pero nunca había encontrado cuestiones como las que usted trata. ¿Las ha extraído de la realidad francesa o han sido creadas enteramente por usted?
L.: Obligatoriamente ponemos mucho de nosotros mismos y de nuestra propia experiencia cuando escribimos una historia. Yo conozco a alguien que es como el personaje del alcalde, que es bastante odioso. Es alguien que viene de una buena familia y que tiene una mirada sobre la vida muy divertida pero, al mismo tiempo y paradójicamente, muy dura.
Luego hay trozos de vida de los personajes que les son propios, aunque es divertido e interesante darles pinceladas arriba y abajo para crear un relieve, para entender todo el abanico que se puede tener en una familia, por ejemplo.
S.: Sabemos que Luca Gelberg (quien interpreta al hermano pequeño de Paula, la protagonista) es sordo, ¿fue casual o buscasteis integrar ese toque realista en el proyecto?
L.: Yo quería que el joven fuera sordo. No quería hacer un casting con niños que oyeran de 14 años. Un sordo no tiene para nada el mismo comportamiento en una habitación, te das cuenta enseguida de que hay un sordo porque no miran de la misma manera, observan mucho, hay todo un comportamiento que no puedes inventarte y que es difícil de explicar a un joven que no sea ni sordo ni actor. Además Luca tenía mucha curiosidad por probarlo, cuando acabamos el casting me contó que soñaba con ser actor desde que era pequeño.
Los padres sí interpretan a sordos y no lo son; de hecho cuando estaba escribiendo el papel de los padres estaba pensando ya en Karin Viard y François Damien; interpretar a un sordo cuando ya eres adulto y actor forma parte de tu profesión, es su oficio entrar en la piel de cualquier personaje.
S.: ¿Ha sido difícil el trabajar en lengua de signos tanto para los actores como para el equipo?
L.: La improvisación era lo que frustraba más a François, porque aquí no se puede improvisar; es un idioma demasiado complejo, el signo tiene que ir acorde con los gestos de la cara, si estás hacia detrás o delante estás dando información… por tanto había que asimilar todo eso, era importante que ellos aprendiesen bien este idioma para poder expresarse con él.
Para mi la dificultad en el lenguaje de los signos es que no los conocía de memoria, pero notaba cuando había errores, aunque no en pequeños detalles. Para eso tenía durante todo el rodaje al profesor de lengua de signos que era sordo y a la traductora que estaba permanentemente detrás de una pantalla mirando todas las tomas y me decía cuando había algún error. Pero habían trabajado tantísimo que hubo que retomar o repetir la toma pocas veces.
S.: Conozco el caso de algunas películas francesas para las cuales se realizó un estudio previo, para predecir si, al menos, por temática iba a poder tener éxito, ¿habéis hecho lo mismo o el éxito ha sido totalmente inesperado?
L.: Ha sido un éxito totalmente inesperado. Si oigo que un productor hace eso le podría dar un tortazo, no quiere decir nada. Es decir, que un tema en un papel, aunque la idea pueda gustar, hay cuatro millones de maneras de abordarlo, por tanto, para qué puede servir. Es una estupidez.
S.: Usted que conoce el cine español, sabrá que se encuentra en un estado que deja que desear y siempre en España ponemos como ejemplo el cine francés. ¿Qué nos recomendaría a los españoles para poder llegar a tener un cine como el vuestro?
L.: Yo creo que son ciclos; el cine español hace siete ocho años estaba en la cima, con Almodóvar y con un montón de directores que eran referencia en Europa. La referencia en Europa podía ser España. Hoy es Francia, mañana va a ser Italia, esperemos a Alemania… no tenemos ninguna lección que dar a nadie, dentro de cinco años el cine español será el que esté en la cima.
Hace unos días vi un corto español apasionante, el director había conseguido atrapar en una historia anodina, había hecho algo espectacular, muy singular. Este tipo de directores jóvenes con talento explosionará.
Marina Saro (@marina_mercante)
@ColumnaZeroCine