
Lo que parece que está claro es que Paco León de aquí a unos años empezará a salir en todos los libros de historia del cine español. Marcó un hito en la forma de distribuir su primer largometraje, Carmina o revienta (2012), el cual se estrenó al mismo tiempo en salas de cine, DVD e Internet. Con Carmina y amén (2014), la segunda entrega de la vida de Carmina Barrios, no ha sido menos; el 29 de Abril, 50.000 espectadores pudieron disfrutar de forma gratuita la última película del director sevillano, en más de cien cines de toda España.
La sala estaba llena. Todos estábamos deseosos por volver a ver a Carmina. Lo que en un principio pintaba como un drama, por el comienzo del film en el que muere su marido Antonio, rápidamente vuelve a su ser cómico: la gran Carmina decide ocultar un par de días el suceso, a la espera de cobrar la paga extra de Antonio.
Lo que en su día empezó como un experimento por parte de Paco León, se ha convertido a día de hoy en un gran descubrimiento por muchos motivos. El primero y más evidente es su madre. Carmina ha dejado más que claro que ella también vale para el mundo de la interpretación. También María León fue descubierta por muchos a raíz de la primera película de su hermano, aunque lo cierto es que ya tenía cierto recorrido televisivo y cinematográfico. Y por supuesto, hemos podido descubrir un director en potencia detrás del Luisma de todos los domingos; un Paco León que escribe guiones que hacen reír a todos los públicos; un sevillano que inventa nuevos métodos de distribución cinematográfica; un actor que se ha convertido en un magnífico realizador experimental.
“Yo nunca miento. Yo cuando digo una cosa se convierte en verdad”. Después de frases como ésta, el público aplaudía durante varios segundos. Además, nuevas incorporaciones como la catalana Yolanda Ramos, conocida por su papel en Homo Zapping y Teresa Casanova, madre de Eduardo Casanova, han hecho que esta segunda parte de Carmina sea aún mejor que la primera.
Y no podemos pasar por alto la dosis de crítica política, la cual fue motivo de más aplausos y más risas. Paco León no se ha dejado nada. Empezando por Bárcenas, el cual se ha reencarnado en un loro con el que Carmina habla cuando no está metido en su cárcel. También los desahucios o todo lo ocurrido en los últimos años en la Casa Real son algunos de los temas que se tratan en varias conversaciones. Y aquí es donde está la clave de su (casi) asegurado éxito: un cine realista, hecho ahora para los de ahora, que no oculta la situación difícil que estamos viviendo, sino que se ríe de ello y, como ya ha demostrado la recaudación de Ocho apellidos vascos, parece que es lo que la gente quiere ver.
Lo que hace a Carmina y amén una mejor película que Carmina o revienta, es el cuidado y la experimentación con el lenguaje cinematográfico. Pocos son los que consiguen que cualquier tipo de público vaya a ver una película de ritmo lento, con pocos planos y de larga duración, con numerosos fueras de campo, con una escena realizada bajo slow motion, con actores que realmente no lo son al más puro neorrealismo italiano… Paco León ha conseguido hacer un cine de autor para todo el mundo y eso… Eso merece una estrella en el paseo de la fama del cine español.
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Blanca Ramos (@blancaferra)
@Columnazerocine