La segunda parte, descafeinada, de 8 apellidos vascos.
El ímpetu por evitar que se le vayan las vitaminas al éxito de 8 apellidos vascos ha terminado con una segunda parte más parecida a un café descafeinado que a una secuela para el recuerdo. No obstante, su estreno en más de 800 pantallas, logrará ser la guinda del pastel en forma de recaudación, al buen año del cine español.
Una trama con guión regular, arrítmica y sin sorpresas, con personajes predecibles, con apenas frescura (con permiso de Carmen Machi y Karra Elejalde, que mantienen el carisma), un excesivo lado pasteloso que se aleja de la comedia pura, e incluso una poco entendible prudencia en el ataque y la mofa. Lo mejor, algunos de los gags tan geniales que son dignos de la primera parte y una Rosa María Sardá, cuya personalidad arrasa y traspasa la pantalla, espectacular, sin obviar, el guiño a la película Good bye Lenin!
En esta historia de reconquista, en la que Koldo convence a Rafa (Dani Rovira) para viajar a Cataluña con el objetivo de evitar la relación de su hija Amaia (Clara Lago) con un catalán lleno de clichés (Berto Romero), se notan las prisas por estrenar la película en 2015 y no dejar los tiempos reposar. Fijo que Borja Cobeaga ha tenido que morderse la lengua en más de una ocasión. O a lo mejor no le ha dado tiempo ni a eso pensando ya en una tercera entrega.
[vsw id=»ebyALRLNdpA» source=»youtube» width=»425″ height=»344″]
Equipo ColumnaZero
@columnazero
