100 metros de vitalidad.
La superación es el tema principal de este largometraje presentado ayer en Madrid y escrito y dirigido por Marcel Barrena. Sus protagonistas, Dani Rovira y Karra Elejalde, continúan con el binomio profesional que tanto rédito les dio, en los roles de yerno y suegro que poco o nada se soportan. Alexandra Jiménez encarna a una esposa e hija que intenta mediar entre sus dos amores en esta vida y que le costará más de un enfrentamiento. Todos ellos deberán converger cuando los planes de futuro y pronósticos fallan.
Dani Rovira se mete en el papel de Ramón Arroyo, un enfermo de esclerosis múltiple que decide participar en la prueba más dura del triatlón, un Iron-man, con las limitaciones que su diagnóstico suponen. Una caracterización, con cambio físico incluido, que lo vuelve más frágil ante la pantalla, pero el dramatismo y emotividad que acapara la cinta lo compensa el director con alguna dosis de humor banal, en una difícil tarea de combinar comedia con tragedia.
Karra Elejalde sin duda sigue viviendo sus años dorados en el cine español. Desde “Ocho apellidos vascos”, de los que por cierto, algunos aires podemos encontrar, no le faltan papeles con ese perfil de hombre malhumorado pero que esconde un gran corazón en su interior. En 100 metros veremos en él una historia de soledad y reflexión.
La música juega un papel importante en el film, logrando que los estados de energía traspasen la pantalla, así como el diablo malo siempre ha existido y que encarna uno de los compañeros de sala en el hospital al que acude el protagonista, que aportará el prisma más cruel de la realidad.
Valor, autoestima y 100 metros de vitalidad.
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Jose María Muñoz
@columnazero
