Así es Art & Wine, un evento que, ubicado en pleno corazón de Chueca, en el 17 de la Calle Fernando VI de Madrid, ofrece la posibilidad de adentrarte de lleno en lo más profundo de tus habilidades artísticas, aunque nunca antes las hayas descubierto. Ahí está la clave del éxito, aunque no es sólo eso.
¿En qué consiste? En pintar, brocha en mano y sobre un lienzo en blanco, un cuadro lo más parecido posible al que el propio evento propone como modelo. En este caso, lo que nos tocó a nosotros fue un atardecer visto desde la ventanilla de un avión. Complicado a priori, pero interesante en la práctica.
Desde la recepción en un coloquio agradable y distendido aderezado con una suave pero cálida copa de vino -tinto blanco, a tu elección-, hasta que terminas tu ‘obra’ ocurren un sinfín de sensaciones.
La llegada al lugar no pasa precisamente desapercibida. Te adentras en un patio interior recogido pero acogedor y puedes tanto departir con el resto de participantes como intentar templar tus nervios con un par de sorbos a una copa de vino que desde el principio te acompaña en la experiencia.
Poco después llega la hora de sentarte en la mesa. Repleta de atriles, todos con su lienzo vacío, y acompañados de una paleta de acrílicos de colores vivos. A su lado, los pinceles dispuestos perfectamente para la ocasión. El instructor te explica cómo debes proceder para soltar la muñeca y dar rienda suelta a tanto arte como poseas.
Las instrucciones son certeras si quieres seguirlas paso a paso, pero también dan un margen de libertad para que la culminación de la obra esté al gusto del consumidor. Primero colores puros, luego mezclas y, finalmente, degradados para dar un toque de sensibilidad y realismo a tu cuadro.
El ambiente es ideal, para ir con amigos o con la pareja a experimentar algo totalmente diferente, el sabor es fresco y la satisfacción final, máxima.
Alberto Catalán
@columnazero
