
En cualquier procedimiento penal, contar con una buena línea de defensa puede ser la diferencia entre el ingreso en prisión o la libertad de un cliente.
El derecho penal copa las portadas de nuestros telediarios. Los casos de corrupción, macro estafas, procedimientos por violencia de género o delitos fiscales, son solo algunos ejemplos de esta rama del derecho que se encuentra en auge. Desde procedimientos de extradición y Órdenes Europeas de Detención y Entrega en la Audiencia Nacional a operaciones en juzgados de Instrucción de diferentes localidades de España, los casos más mediáticos colocan sobre la mesa los nombres de aquellos abogados penalistas que más destacan en la esfera nacional.
Con tanta oferta en el mercado, las grandes firmas lideradas por referentes del derecho penal como Choclán Montalvo, Cristobal Martel, Ignacio Ayala o Carlos Aguilar, comienzan a hacerse a un lado ante el crecimiento de boutiques penalistas especializadas.
Sin embargo, aunque todos los penalistas aplican la ley y el derecho, sólo unos pocos consiguen el éxito y la absolución de sus clientes. Este es el resultado de aplicar correctamente lo que conoce como estrategia procesal o línea de defensa.
Para el joven penalista Juan Gonzalo Ospina, “las claves del éxito son la preparación y trabajar con antelación cada caso: marcar desde el principio la línea de defensa y determinar qué hechos presentados por la acusación no son como refiere el fiscal, o en su caso, la ausencia de relevancia penal”.
Gracias a los casos de éxito cosechados por Ospina a lo largo de 2019, su despacho, Ospina Abogados, fue galardonado por Iberian Lawyer como mejor despacho de abogados especializado en derecho penal económico ’40 under Forty’ de España y Portugal, siendo reconocidos este 2020 por el directorio jurídico internacional Best Lawyers como uno de los mejores despachos penalistas de España.
“La línea de defensa es la opción jurídica que determina cada abogado penalista cuando se enfrenta a un caso. Es decir, poder determinar qué opciones legales le ofrece el procedimiento: practicar diligencias de investigación, testificales, periciales, o el enfoque jurídico, esto es, salvaguardar la presunción de inocencia del cliente, o en su caso, negar que los hechos investigados puedan ser penalizables, es decir, discutir su atipicidad”, prosigue Ospina.
El auge de los diferentes procesos penales está disparando la aparición de nuevos referentes del derecho penal que, lejos de la clásica toga o el despacho convencional, desempeñan su trabajo con éxito a partir de un conocimiento intrínseco de la ley, buenas habilidades de comunicación y técnicas de oratoria, permitiéndoles defender satisfactoriamente el encargo de sus clientes y preservar sus intereses y su bien más preciado, su libertad.
Equipo Columnazero
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