
El Teatro Bellas Artes de Madrid acoge las noches de los viernes y sábados un espectáculo lleno de improvisación, risas y peluches… muchos peluches. 3 en Impro vuelve una temporada más para demostrar por qué es uno de los espectáculos más gamberros de la capital.
«El león que comía gafas de sol en Transilvania». Este podría ser el título de una de las escenas que deben representar los actores de 3 en Impro durante alguna de sus actuaciones. A priori es una frase carente de sentido, pero la imaginación de los seis componentes del grupo Impro Impar no conoce límites y acaba dando forma a una breve historia que integra todos estos elementos sugeridos por los espectadores.
Así funciona 3 en Impro, un espectáculo en el que cada noche el público ejerce de director, determinando el curso de la historia. El funcionamiento es sencillo. Antes de tomar asiento, cada asistente escribe en un trozo de papel una palabra o una frase. Posteriormente, algunas de estas ideas serán elegidas al azar y darán pie a breves representaciones. Sin embargo, para dar una vuelta de tuerca al asunto, en cada escena el público volverá a tomar el mando en ciertos momentos dando un giro a la historia. Así, podrá solicitar que una escena que tenía un marcado carácter de telenovela dé un giro radical y deba continuar con los actores rapeando a ritmo de beatbox. Y en otra de las escenas su tarea consistirá en completar una frase como «¿Le gustaría probarse este…?» con una palabra que podrá ser, por ejemplo, «armario» o «enchufe». A partir de ahí, la responsabilidad de continuar la historia de la forma más coherente posible recae sobre los hombros (bueno, más bien en su mente) de los actores que participan en cada pieza. Sin embargo, el público tiene en todo momento un elemento que está sobrepasa las reglas de cada representación, un objeto que lo convierte en todopoderoso, un arma que es la prolongación de su voluntad de cambiar el curso de la historia: peluches. En caso de que una persona no esté satisfecha con el devenir de la improvisación podrá expresarlo arrojando peluches a los protagonistas de la historia. Si empiezan a volar osos de felpa y serpientes multicolor es que algo está fallando.
No obstante, la experiencia de los actores de este espectáculo en el complejo mundo de la improvisación teatral es evidente. Es algo que se percibe en las divertidas historias que generan partiendo de situaciones iniciales disparatadas y que con cada intervención del público se convierten en el «aún más difícil todavía». Además, en caso de que se queden en blanco durante unos segundos, siempre tendrán un buen «peluchazo» que les ayude a inspirarse y retomar el hilo de la acción.
En resumidas cuentas, 3 en Impro es un espectáculo al que merece la pena asistir y repetir. Precisamente, la naturaleza de obra improvisada hace que cada noche sea diferente. No sabrás lo que te esperará esa noche… ni ellos tampoco.
Borja Iglesias